Útiles de la lidia

Los útiles de la lidia tienen una larga historia en la cultura española. Su uso se remonta al menos a la Edad Media, en que era habitual en muchas localidades de los reinos cristianos peninsulares durante la celebración de corridas votivas en honor a sus santos patrones, por haberles librado de la peste, plagas u otras catástrofes, agarrochar (el término viene del uso de garrochas: palos con pincho en un extremo) a los toros para embravecerlos y arrojarles dardos de cola emplumada o saetas adornadas, antecesores de las banderillas, o que los jóvenes se enfrentaran a ellos en la plaza de la localidad, donde el encierro se transformaba en capea, con capas o trozos de tela.

Ilustración de la cantiga 144 de las Cantigas de Santa María del siglo XIII: al toro se le arrojan arponcillos de cola emplumada, garrochas (palos con punta de hierro que no atraviesan al animal con el objeto de embravecerlo, que se recuperan con una cuerda para volverlas a lanzar) y se le cita con capas.

El rey Alfonso X El Sabio prohibió a mediados del siglo XIII, en el Código de las siete partidas, la figura de los matatoros, profesionales que mataban toros por dinero, y trató de limitar la lidia a los espectáculos taurinos de los nobles caballeros. Estos se producirán en cualquier fecha unidos a todo tipo de conmemoraciones, sobre todo relacionadas con victorias en batallas y acontecimientos de la vida cortesana, sirviéndoles de entrenamiento militar para la guerra. Con el paso del tiempo estos juegos ecuestres confluyeron en la corrida caballeresca, en que, en sus primeros tratados del siglo XVI, los caballeros tenían que matar a los toros si eran descabalgados, a pie firme, cara a cara, ayudados de su estoque y una capa, para reparar su honor.

Miniatura de cantoral o libro de coro del s. XVI del Monasterio de Guadalupe (Cáceres): Estocada a pie frente a frente con capa en oficio de Santiago Apóstol, cantoral 61, folio 50 v.

En el siglo XVII la corrida caballeresca basada en el alanceamiento, dio paso al rejoneo. Los caballeros trataban de poner en el morrillo del toro rejones de madera terminados en una lancilla de “hoja de oliva” que se quebraban al clavar.

Detalle de cuadro Anónimo. Corrida de toros en la Plaza Mayor de Madrid, 1678 (Colección Juan Abelló).

En la obra “Exercicios de la gineta”, publicada en Madrid en 1643, el caballero Gregorio Tapia y Salcedo propuso un nuevo ejercicio para la corrida caballeresca: el toreo con vara larga. A finales del siglo XVII, en la corrida caballeresca, en que en un mismo día se podían matar 20 toros o más en la Plaza Mayor de Madrid, se producirá alternancia entre varilargueros (por lo general, jinetes humildes castellanos o andaluces que llevaban toros a los mataderos) y nobles caballeros. Dentro de las corridas reales, los primeros toreaban con vara larga por la mañana y los segundos rejoneaban por la tarde, siendo esta última la parte de la corrida más importante, con asistencia real, en que los nobles querían sobresalir para manifestar el valor que se suponía a su sangre.

Con la llegada al trono español en 1700 del rey Felipe V, la corrida caballeresca empezó un declive y en torno a la actuación de los varilargueros nació sobre 1728 la corrida de toros, un espectáculo en que participaba gente del pueblo, por lo general, trabajadores de matadero que se profesionalizan y cobran por su actuación. El espectáculo despertó el interés del pueblo alcanzando tal éxito hasta convertirse en el primer espectáculo de masas del país: se construyeron plazas de toros en las principales ciudades españolas y la cría de toros para la lidia, hasta entonces limitados a unas pocas familias ganaderas e instituciones religiosas, se extendió y profesionalizó. A partir de entonces, la lidia se fue ordenando y comenzó su evolución, primero por determinados toreros y después por los poderes públicos que asumieron el control del espectáculo.

Desde entonces, la lidia y sus útiles no han parado de evolucionar adaptando el espectáculo a la sensibilidad del público de cada época. En TauroInnova, nos enorgullece apoyar esta tradición y ayudar a mejorar la Tauromaquia con nuestros productos de alta calidad.